Cada proceso migratorio responde a diferentes realidades, motivaciones, marcos legales, coyunturas históricas. Sin embargo, cada migrante –ayer y hoy– ha de transitar por una serie de momentos y experiencias comunes: desde la decisión o necesidad de salir de su lugar de origen hasta la elección de un destino, la obtención de los recursos para llevar a cabo ese traslado, el ensayo de estrategias y la activación de redes que le faciliten la inserción para llegar finalmente al arraigo y, con él, al establecimiento de marcas de identidad, que pueden leerse como puentes entre el sitio de origen y el de arribo.

Una historia que se escribe con “todos los hombres y mujeres que quieran habitar el suelo argentino”.